No la puedo olvidar,
La vi y su flecha cual tigre
Me despedazo el corazón mudo
El cual se encontraba libre,
Pero sin sentimiento alguno
La veo y no puedo dejar de pensar,
Dejar de pensar en ella,
Que con su belleza me atrae,
Pero al mismo tiempo me aleja,
Y yo que sufro por dentro,
Que soporto mis sollozos
Que ahogo mis terribles penas.
Si no la olvido,
Se abrirá más la herida,
Y los años que la recuerde,
Serán como sangre perdida,
Sangre de amor no aceptado
Como una rosa marchita.
El frío invierno,
Con sus lágrimas cristalinas,
Me recuerdan a aquella tan querida,
Que por su culpa,
Lloro cada noche,
Que por su culpa,
Ya no tengo alegría alguna
Años pasaron,
La recordé por siempre,
Y la sangre ya perdida,
Hizo de mi vida la muerte,
Y aquí, en mi ataúd de recuerdos,
Con mi primer sentimiento,
Me muero, me muero, me muero…
En mis pocos minutos sobrantes,
Ruego a mi poca alegría,
Se vaya como buen caminante,
Que encuentre a alguien a quien ayudar,
Para que ayude a soportar,
Penas inquebrantables,
Como la que me agobió
Mi destruido corazón.
Me voy despidiendo de la vida,
Cual abstracta amiga,
Me despido de mis sueños, pesadillas y deseos
De aquella mi amada, tan querida,
Me despido de mis lágrimas,
De las estrellas en el cielo,
Del sol y su comienzo,
De cada día de mi vida
Y de mi corazón ya muerto.
La vi y su flecha cual tigre
Me despedazo el corazón mudo
El cual se encontraba libre,
Pero sin sentimiento alguno
La veo y no puedo dejar de pensar,
Dejar de pensar en ella,
Que con su belleza me atrae,
Pero al mismo tiempo me aleja,
Y yo que sufro por dentro,
Que soporto mis sollozos
Que ahogo mis terribles penas.
Si no la olvido,
Se abrirá más la herida,
Y los años que la recuerde,
Serán como sangre perdida,
Sangre de amor no aceptado
Como una rosa marchita.
El frío invierno,
Con sus lágrimas cristalinas,
Me recuerdan a aquella tan querida,
Que por su culpa,
Lloro cada noche,
Que por su culpa,
Ya no tengo alegría alguna
Años pasaron,
La recordé por siempre,
Y la sangre ya perdida,
Hizo de mi vida la muerte,
Y aquí, en mi ataúd de recuerdos,
Con mi primer sentimiento,
Me muero, me muero, me muero…
En mis pocos minutos sobrantes,
Ruego a mi poca alegría,
Se vaya como buen caminante,
Que encuentre a alguien a quien ayudar,
Para que ayude a soportar,
Penas inquebrantables,
Como la que me agobió
Mi destruido corazón.
Me voy despidiendo de la vida,
Cual abstracta amiga,
Me despido de mis sueños, pesadillas y deseos
De aquella mi amada, tan querida,
Me despido de mis lágrimas,
De las estrellas en el cielo,
Del sol y su comienzo,
De cada día de mi vida
Y de mi corazón ya muerto.
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