martes, 20 de enero de 2009

Dos paredes que producen nostalgia a todo aquel que no las tiene de su lado (Un título tan grande como mi propia nostalgia)

La nostalgia invade cada rincón de este corazón, implantándole una falsa esperanza de un porvenir iluminado por las simples y dolorosas promesas de la ilusión.

El tiempo transcurre mientras el dolor le sigue a su paso, a veces más lento, otras veces más rápido, pero siempre lo está persiguiendo en una desenfrenada carrera a la locura.

Gritos se escurren por mi boca, pidiendo clemencia a todo aquel que los escuche, pidiendo un solo momento, un solo segundo de tranquilidad, todo por ver esa ilusión que se formó al momento de tan solo dejar de pestañear por unos cuantos segundos de enamoramiento.

Ahora la distancia y el tiempo me separan de mi esperanza, impidiéndome el poder verla siquiera un inquieto rato de felicidad, para después acabarse en donde empezó, en la nostalgia.

lunes, 19 de enero de 2009

De vuelta

No tengo ganas de escribir, pero el semi-deber que tengo me obliga a cumplir.
Dos semanas desaparecido para después descubrir que puedo dormir casi 24 horas, donde si lo hubiese logrado me hubieran catalogado de estado vegetal.
Solo mando un saludo a aquellos que visitaron este sitio donde la impaciencia de un adolescente se presenta en forma de letras, palabras, frases, historias... Esperando que todo lo que encontraron les haya gustado aunque fuese un poco.
Sin otro particular, se despide Atte.

Alguien que intenta buscar su pasado

viernes, 2 de enero de 2009

Objetivo casi logrado

Vemos como la esperanza se nos escapa de las manos, creamos la inconsciencia y dejamos escapar los últimos suspiros de nuestras almas.

Siempre andamos con nuestros ruegos impacientes, pero nunca sabemos a quien recurrir mientras nuestras mentes se sienten satisfechas por creer que nuestras voces son escuchadas y que nuestras exigencias obligan al mundo a cumplir con promesas que nunca fueron dichas.

Cada día veo el ocaso del hombre, destino que el mismo se figuró deformando la realidad para alcanzar sus objetivos egoístas. De esta forma, llega algo que para muchos corrompidos suele ser una especie de salvación, unos la esparcen mientras otros la obtienen y así pueden ver como llega un final precoz, saturado de dolor.

Todos trabajan para el mismo bando, obedeciendo las leyes que no fueron necesariamente escritas en una constitución, pero aún así la gente las respeta como si la justicia castigara por no cumplirlas.
Todo apunta a un mismo final. Todo apunta al objetivo que el hombre se formó sin siquiera pensarlo, convirtiendolo en su destino. Todo apunta a una ley...



Todo apunta a la muerte.