martes, 20 de enero de 2009

Dos paredes que producen nostalgia a todo aquel que no las tiene de su lado (Un título tan grande como mi propia nostalgia)

La nostalgia invade cada rincón de este corazón, implantándole una falsa esperanza de un porvenir iluminado por las simples y dolorosas promesas de la ilusión.

El tiempo transcurre mientras el dolor le sigue a su paso, a veces más lento, otras veces más rápido, pero siempre lo está persiguiendo en una desenfrenada carrera a la locura.

Gritos se escurren por mi boca, pidiendo clemencia a todo aquel que los escuche, pidiendo un solo momento, un solo segundo de tranquilidad, todo por ver esa ilusión que se formó al momento de tan solo dejar de pestañear por unos cuantos segundos de enamoramiento.

Ahora la distancia y el tiempo me separan de mi esperanza, impidiéndome el poder verla siquiera un inquieto rato de felicidad, para después acabarse en donde empezó, en la nostalgia.

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