miércoles, 17 de diciembre de 2008

Destinos entrelazados

Eran las tres de la tarde, mientras un hombre veía con interes un cuadro bastante peculiar. En este se acerca un tipo, se para al lado y dice :

- ¿ De quién es el destino que usted ve con tanto esmero?-
- ¡ Oh! Disculpe, no lo había visto. Este cuadro es el destino de mi hermano menor. No es muy alentador como usted puede observar- dijo el hombre sin perder de vista el cuadro - ¿Usted ha visto su destino? -
- Si, lo he visto, esta en la sala cinco- Dice bajando la vista, mientras una nube le oscurece el pensamiento.
- No puede ser tan malo, ¿ o si? - Esta vez el hombre despega la vista por primera vez del cuadro para mirar al tipo con mirada conciliadora.
- Pena de muerte-
- Mmm, si, es una buena razón para deprimirse, lo lamento- Dice, mientras piensa arrepentido "Mejor no digo nada"- Por favor, acompáñeme a ver mi destino si es muy amable, está en la sala veintiuno. No me gustaría estar solo cuando lo vea, quizás sea algo que no me habría gustado ver solo.
- Con mucho gusto, son pocos los que dejan mostrar sus destinos a un desconocido, es un gran honor-

Ambos empiezan a caminar lentamente discutiendo sobre el posible destino que tendría el hombre. Uno decía que iba a ser penoso, el otro comentaba que podría ser algo más tranquilo, para que angustiarse tanto.



Varios meses después...




-Traigan al acusado - Dice el juez, mientras Constantino Montalba caminaba con la frente en alto, pensando "Te dije que tu final iba a ser penoso, y pensar que no tenías nada en la billetera, que no tenías ninguna llave de auto y ni siquiera un anillo de matrimonio. Ahora por tu culpa tendré la pena de muerte"

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